Aurelio Izquierda, en su quiosco de Embajadores 41 | FOTO: XLAVAPIES.COM
El puesto de prensa situado a la altura del número 41 de la calle de Embajadores, junto al Mercado de San Fernando, lleva más de 60 años en manos de la familia de Aurelio Izquierda Silvestre, el último de una saga de quiosqueros que el próximo día 2 de diciembre se despide del barrio.
Con la jubilación a la vuelta de la esquina, ciertos problemas de salud y el negocio de capa caída, la llegada de los meses más fríos del año ha terminado por hacer que Aurelio se plante y eche el cierre a su chiringuito.
Desde que tomó la decisión de dejar el quiosco ha estado buscando quien lo suceda y, aunque aún no descarta un relevo -algún pretendiente le ha salido-, lo cierto es que no hay nada seguro, más bien todo lo contrario, así que, de momento, el barrio se queda sin prensa y quien quiera conseguirla tendrá que bordear sus límites: en calle Toledo 54, Atocha 58, 67 y 78, o en el 3 de la Glorieta de Embajadores.
Mapa de los quioscos de prensa que quedan cerca de Lavapiés, del que habrá que eliminar el de Aurelio
«Al día puedo vender 30 periódicos y la jornada en la que despacho además 4 revistas puedo darme por satisfecho. Hago recargas de móviles, he vendido tabaco y lotería… Pero esto es ya insostenible y, además, llevo más de 40 años trabajando y estoy cansado. Desde la pandemia la cosa ha ido muy rápidamente a peor y eso que en el quiosco se puede vender de casi todo: cafés, bebidas, souvenirs, bolsos, gafas, artículos de regalo y se pueden recoger paquetes. Sin embargo, ya no he querido meterme en nada más», explica Aurelio, quien desde que se quedó solo al frente del negocio, en 2011, dice no haber faltado ni sábados ni domingos ni festivos a su lugar de trabajo, haciendo notar lo esclava que es un profesión en la que ha visto a su padre echar jornadas de 6 de la mañana a 22 horas.
«Empecé aquí con mi padre desde niño, con 10 años. Le acompañaba y conocía el negocio. Con 15 o 16 le ayudaba y desde los 18 ya estaba al pie del cañón ocupándome por las tardes del quiosco mientras que por las mañanas tenía otro trabajo. Este quiosco pertenece a nuestra familia desde hace más de 60 años. Primeramente lo tuvo mi tío; luego, mi padre entre 1968 y 1995, año en el que lo cogí yo junto con mi hermano. En el 2011, al ver que no daba más que para una persona, él montó una cristalería y se fue», rememora.
Últimos días del quiosco de Embajadores 41 | FOTO: XLAVAPIES.COM
Pensando en su último día en el quiosco, Aurelio pronostica: «Alguna lagrimita se me escapará«. No será el único: «Me estoy despidiendo de los vecinos y muchos me lloran. ‘Cómo te vas de aquí ahora con los años que llevas’, dicen. Esto es muy familiar. Hay quien compra el periódico y se va, pero los clientes de años llegan y echamos una charlita sobre cualquier tema. Y eso cada día. Nos contamos muchas cosas. Conozco sus vidas al detalle. Antes de que cierre ya tienen nostalgia de tener esto aquí».
En todo este tiempo, desde su garita ha visto transformarse el barrio del que ahora le toca despedirse y de él dice que «ha envejecido mucho», que es un barrio de gente mayor que anda escasa de dinero, mientras que muchos jóvenes con más poder adquisitivo se han ido de la zona, «muchos hacia el Paseo de las Acacias que ha evolucionado a nuevo». También ha visto cómo «se hacía multicultural»: «Tienes de toda clase de personas. Nunca he tenido problemas, ni antes ni ahora».
El quiosco de Aurelio con uno de sus habituales clientes | FOTO: XLAVAPIES.COM
Actualmente, Madrid cuenta con más de 300 quioscos de prensa distribuidos por sus distritos y, aunque sus concesiones expiran en septiembre de 2029, la Asociación de Vendedores Profesionales de Prensa espera que se renueven, algo por lo que también apostaba el pasado octubre el alcalde Almeida.
En cualquier caso, vendedores y Ayuntamiento coinciden en que se van a tener que buscar soluciones para garantizar el futuro del sector, un futuro que Aurelio verá ya desde Vallecas, que es donde vive. Para él se acabaron los trayectos diarios de 15-20 minutos en coche que ha hecho durante tantos años para cubrir los 10 kilómetros que separaban sus dos hogares.